viernes, 27 de marzo de 2015

Viernes

Odio los viernes por la tarde en la oficina.
A éste, a demás, hay que sumarle que físicamente estoy hecha una mierda, que esta tarde tengo que ir a ver a mi madre e irle a comprar porque ella no puede y que anoche discutí con la rubia y me harté de llorar. Por cosas de siempre, cosas que están ahí y de vez en cuando salen...
El caso es que hoy no tengo ganas de nada, y no se me ocurre un lugar peor en el que estar que éste, encerrada en una oficina en la que estamos los de siempre los viernes por la tarde, con ganas de llorar, las hormonas revolucionadas y sintiéndome mal físicamente... A demás de temiendo la tarde que me espera aún por delante y el ambiente enrarecido que hay entre la rubia y yo...
A penas hemos cruzado dos palabras en toda la mañana porque se supone que ella estaba muy liada, pero yo la conozco y sé que no es así, porque desde que nos levantamos la he notado seria.
La discusión de anoche fue fuerte, hace tiempo que no pasaba algo así entre nosotras, pero no puedo callarme lo que siento si pienso que va a influir en lo nuestro. Y lo está haciendo.

Me quedan dos horas aquí y ya no sé qué hacer para distraer mi mente...

Odio esta tarde. La odio con todas mis fuerzas.

martes, 17 de marzo de 2015

Mucho tiempo sin escribir...

Lo echo de menos... Claro que lo echo de menos..!
Cuando una persona escribe desde pequeña, lo necesita en mayor o menor medida como un bastón en el que apoyarse...
La verdad es que no me han dado opción entre el trabajo y los problemas derivados de la mudanza... Muchas cosas, muchas, muchísimas...
Hoy me tomo un tiempo prestado para mí y para escribir.
Llevo unos días triste, no es nada nuevo... De vez en cuando me asalta la tristeza y sé que es algo con lo que tengo que aprender a vivir.
Hoy me levanté con los ojos hinchados por haber llorado anoche. A demás del estrés que acumulo desde hace tiempo, ayer hubo un momento del día que me latía por dentro hasta que me hizo llorar... Y es algo que no puedo evitar. Mi rubia estaba conmigo, como siempre, abrazándome y agarrándome cuando ve que me caigo. Es en esos momentos en los que me demuestra que es mi pareja totalmente y sin lugar a dudas. No es fácil para ella, lo sé. No es fácil para ninguna.
Ayer a media mañana entró la limpiadora de la oficina donde trabajo a presentarnos a su nieto. Lo traía en brazos, tiene a penas una semana y cuando dijo su nombre se me encogió el corazón.
Me pasé 20 años diciendo que cuando tuviese un hijo lo llamaría así. Y mientras miraba al bebé pensé, así se hubiera llamado, así habría venido yo a la oficina, se hubiera llamado igual... Pero todas esas frases murieron en mis labios. Me quedé callada, embobada mirándolo...
Luego, empezaron a venir los recuerdos... Las visitas a la clínica, el dolor, los tratamientos, la inseminación, el negativo... Y mi decisión de acabar con todo cuando descubrí que tenía que elegir y no podía tenerlo todo.
Me quedé con ella. Y no me arrepiento, os aseguro que no. Porque sé que es el amor de mi vida. Lo sé por éso, porque dejé lo que más quería en la vida, lo que había querido toda la vida, por estar con ella.

Y ella cuando me ve así me dice que lo intentemos, que lo hagamos. Pero no entiende que las cosas tienen su momento y sus circunstancias. Ahora no es el momento. No es un capricho. Las cosas se dan o no se dan... Y en la vida hay que elegir, no se puede tener todo.
Soy consciente de todo, pero que una lo sepa no quiere decir que no le duela.
Y creo que tengo derecho a llorar si algo me duele o a abrazarme a mí misma porque mi dolor es sólo mío y nadie podría entenderlo.

Son unos días que pasarán... Vienen y van... Y con ellos tengo que vivir.

Un saludo, espero no tardar tanto en volver a escribir.

De regalo para que sonriáis, os presento al nuevo miembro de la familia: Curro. A mí me despierta ternura y sonrisas... Aunque a veces me desquicie... Lo estoy educando para que sea tan buen perro como su hermano (aquel que se quedó mi ex y al que no hay un sólo día que no recuerde).

Aquí, Curro: